#GanemosJerez. Es la hora de la humildad… y de la grandeza
#GanemosJerez. Es la hora de la humildad… y de la grandeza
03/07/2014 0 1792 Visitas
José Mejías, miembro de Attac Jerez (@Jose_Mejias_)
Este artículo pretende justificar que estamos ante un momento clave en la situación política, que es el momento de poder optar a ganar Jerez y su Ayuntamiento para la ciudadanía. Una plataforma amplia, que combine la política de movimiento, la política basada en personas “notables” y las fuerzas políticas que están haciendo un esfuerzo por la regeneración, podría ganar las elecciones municipales.
Después de las elecciones europeas el patio no deja de moverse. Los defensores del “status quo” andan afanados en contrarrestar el “palo” al bipartidismo, dimisiones y abdicaciones incluidas. Tratando de reconstruirse, unos para cambiar “caras” sin que nada cambie y los otros acelerando el paso de los recortes sociales y de derechos, que la legislatura avanza y hay que terminarle el “trabajito” a la Troika. Sin embargo continúan los movimientos interesantes al otro extremo del patio, tras el impulso político que han supuesto tanto la irrupción de Podemos, como el ascenso de IU (Izquierda Plural). No han faltado desde entonces interesantes coincidencias en torno a la necesidad de centrar el dialogo en las propuestas y programas, en que la convergencia no puede hacerse ni a la ligera, ni por “arriba”, que debe fraguarse en la acción cotidiana, no solo en el discurso, y en que la ciudadanía tiene que ser la protagonista, entre otras formulas, a través de la elecciones primarias abiertas.
¿Que está pasando en los municipios?
Una vez concluidas las elecciones europeas se han ido poniendo de manifiesto los movimientos que en distintas partes de España se estaban fraguando, con anterioridad, en torno a las elecciones municipales, y que se han visto impulsados, más si cabe, por un clima de empoderamiento ciudadano que se veía venir, y que se ha ido diversificando y mutando, desde que millones de personas salieron a las plazas hace tres años.
En solo unos días se ha presentado Guaynem Barcelona con un éxito rotundo, una plataforma amplia y municipalista, impulsada en un primer momento por más de 200 personas, a cuya presentación han acudido 1600 y que ha abierto un proceso de confluencia, desde abajo, con todos los movimientos sociales, ciudadanos, incluidas fuerzas políticas, con Ada Colau, entre sus caras más conocidas, pero ni mucho menos la única (como Ada se encarga de decir cada vez que le dan oportunidad). Tan solo un día después se han celebrado las jornadas de Municipalia en Madrid, en parecida clave, consiguiendo ser trending topic con GanarMadrid. En ambos espacios se habla claramente que el problema no es de siglas, ni se quiere una sopa de letras. Para finalizar esta suerte de movimientos en cadena, el mismo día, IU ha elegido a Alberto Garzón como portavoz y responsable del área de Proceso Constituyente y Convergencia, tras el anuncio hace unas semanas de la elección de candidatos a través de primarias abiertas. Y todas estas son también buenas noticas porque van aupando a toda una generación que llega a la “política” en los últimos años y con una “cultura” compartida y producto, entre otras cosas, del magma del 15M, que sigue latiendo en el interior del mundo político y social de este país, y no deja de sacar esta lava incandescente de rabia e ilusión.
¿Y que tiene que ver todo esto con Jerez? .
Pues que en Jerez también, por activa y por pasiva, en reuniones, asambleas, charlas, mesas redondas, en artículos, en redes sociales, en la calle, cada vez se habla más de confluir, de converger, no solo entre los movimientos, las formaciones políticas, los colectivos sociales, etc, sino entre todos ellos y la ciudadanía. Y no solo de habla de converger sino que se hablar de cambiar, de hacer cosas de forma diferente, de tal manera que muchos más ciudadanas y ciudadanos se incorporen a este proceso. Creo que lo más coherente, y lo más sólido, es hacerlo desde el municipio, desde la entidad política mas cercana a los ciudadanos y desde el instrumento institucionalmente más asequible a una ciudadanía que, además de movilizarse en la calle, ha dicho ya ¡basta!, y quiere reapropiarse de sus instituciones, arrancárselas de las manos a los que se han hecho sus dueños y las han puesto al servicios de unos pocos. Tenemos que reconstruir esa base social que está por la labor de inclinar la “correlación de fuerzas” del lado de la mayoría ciudadana, de la clase trabajadora, de los de abajo, del 99% o como cada cual se sienta más cómodo llamar.
Y no utilizando Jerez, a modo de “localismo cateto”, porque Jerez es una ciudad incardinada en Andalucía, en España y en Europa y nada, nada, de lo que ocurre es esos ámbitos nos es ajeno, ni nada podemos construir sino es desde la complicidad y la solidaridad con el resto.
Ha llegado el momento de ganar Jerez para la ciudadanía, para el conjunto de la ciudadanía y en especial para amplios sectores que lo están pasando verdaderamente mal. Y no solo hay que ganar Jerez para “gobernar” el Ayuntamiento, que habrá que hacerlo, sino para impulsar desde los municipios la democracia, para hacer política, para impugnar desde lo local las reglas, las estructuras, las leyes, que nos hacen estar sometidos a los intereses económicos y de poder de una minoría. Hay que ganar Jerez para construir, crear formas de relación, de participación, de gestión también, con el conjunto de la ciudadanía y acabar con el tejido clientelar, el equilibrio inestable de intereses personales o corporativos, y sustituirlo por una red ciudadana, sincera, abierta, donde todos y todas, con transparencia, podamos platear nuestras necesidades, nuestras dificultades y también aportar nuestras soluciones. Concebir el municipio como instrumento de construcción de una sociedad más justa, no como el hermano pobre de la democracia que solo sirve para “gestionar” y “representar” a los vecinos.
¿Y cómo hacemos eso?
Necesitamos, ante todo, hacerlo de manera colectiva. No llegará nadie para salvarnos, no aparecerá esa “cara” y personalidad impactante que algunos esperan, en la que confiar nuestras aspiraciones o a la que aupar para que, desde la atalaya del Ayuntamiento, “gobierne para todos y todas”.
Durante los últimos años, hemos visto como movimientos e iniciativas ciudadanas han peleado por una ciudad más justa, más democrática y más digna, porque también era eso lo que reclamábamos cuando pedíamos servicios públicos para todos y clamábamos contra los recortes, cuando luchábamos por el derecho a la vivienda y contra los desahucios, cuando señalábamos la connivencia entre elites económicas y políticas, cuando denunciábamos el fraude fiscal o las graves desigualdades en la contribución a los recursos públicos, cuando poníamos el foco en la perdida de derechos y el aumento de la represión, cuando pedíamos más democracia,… Todas estas iniciativas (mareas, asambleas, luchas sindicales, colectivos, Ongs,) han mantenido sintonía, simpatía, incluso han cooperado puntualmente o en plataformas amplias, han sido respaldadas y hasta reivindicadas por distintas formaciones políticas, pero no termina de llegar el programa común, las propuestas consensuadas, las prioridades, y sobre todo, el salto cualitativo y la incorporación de la ciudadanía “desmovilizada”.
Necesitamos un programa que:
• Ponga la honradez y la transparencia por encima de todo, que acabe con la connivencia entre intereses económicos y política, y establezca una relación directa, constante y coherente, ética y políticamente, entre representantes y ciudadanía, que vaya más allá de los buenos deseos y articule mecanismos efectivos de control de los representantes y de participación en las decisiones políticas.
• Que gestionen el Ayuntamiento como lo que es, una institución y una organización que tiene que tener su foco en el servicio de la gente y promueva tanto entre la ciudadanía, como entre los empleados públicos, una cultura de defensa de lo público como patrimonio y responsabilidad de todos. No con discursos, sino con mecanismo efectivos de control de calidad y participación efectiva.
• Que pelee cada día para garantizar los derechos básicos a la vivienda, a la educación, a la sanidad, a los servicios sociales, a unos recursos mínimos que garanticen a todos la alimentación y los suministros esenciales (agua, energía, etc).
• Que apueste por la economía social y no se limite a que la contratación municipal vaya al mejor postor sin tener criterios sociales, ambientales o de desarrollo local.
• Que no venda nuestro patrimonio, ni especule con él, que impugne la losa de la deuda ilegítima.
• Que impulse una política social basada en la igualdad, la solidaridad y el respeto a los derechos humanos. Ningún político, ni representante institucional puede evadir su responsabilidad en su cumplimiento aludiendo a falta de competencias.
Y necesitamos un método de participación, porque sin una movilización y participación ciudadana de base amplia que lo acompañe, el cambio institucional no será posible, ni será útil. Necesitamos un proceso que garantice la participación directa de cualquier ciudadano o colectivo en:
• La elaboración de las propuestas y medidas que se quieren desarrollar desde el Ayuntamiento.
• El diseño de los mecanismos y formulas de participación y organización.
• En la elección y control de portavoces, representantes, candidaturas.
Vale, vale, vale… ¿pero cómo?
Pues hablando. Es necesario que hablen, hablemos todos y todas, no solo los que tenemos una misma o parecida visión de cómo hay que hacer las cosas, sino los que tiene una visión diferente, que no necesariamente, ni gravemente, contrapuesta, y que manifiestan perseguir en esencia el mismo fin. Y sobre todo actuando, generando confianza, poniéndonos de acuerdo en lo concreto, respetando los ritmos de cada cual. Es necesario que todos nos sintamos parte del proceso y que se construya una propuesta defendible por todos y sea construida por la ciudadanía.
Es necesario hacer un llamamiento a las organizaciones políticas, sociales, sindicales y vecinales, a las mareas, los colectivos, a todas esas personas que día a día, con sus aciertos y sus errores, se comprometen, pelean, proponen, se comunican, ….Pero ante todo, al conjunto de la población de Jerez, que tiene que dar el paso desde la crítica fácil y el desahogo, desde la batalla diaria anónima por la supervivencia, al trabajo en común con sus vecinos, para construir juntos y juntas una ciudad con democracia, con derechos sociales y ciudadanos, al servicio de las personas.
No se trata de crear coaliciones o sopas de letras, se trata de construir espacios que, respetando la identidad de cada uno, vayan más allá de la suma aritmética de las partes que los integran, con proactividad, generosidad, humildad, creatividad, compromiso, ...
Tenemos poder, somos muchas y nos podemos entender, para iniciar un amplio proceso constituyente y de convergencia de la política de movimiento, la política de notables y la política desde la regeneración de los partidos, que no deben perder este tren.
¿Tendremos madurez, fuerza, templanza, emoción, humildad,… para llegar a esto?. Tenemos varios retos que resolver. De método: ¿como interaccionan ambientes que persiguen objetivos similares y que manejan códigos diferentes?, ¿Cómo articular un método de trabajo democrático y a la vez ágil?. De contenido: ¿Sobre qué programas, medidas esenciales se va a trabajar?. De comunicación. ¿Cómo llegar a los ciudadanos?, ¿a los abstencionistas sociales y electorales?, ¿cómo contrarrestar los mensajes del bipartidismo, que serán brutales?.
En fin estas son algunas de mis reflexiones, como veis algunas certezas y muchas preguntas. Creo que es posible y que será difícil, pero ¿vamos a dejar de intentarlo?.
Ah, y un “detallito” final. Si algo como esto saliera adelante, nos sería el fin de nada, sería más bien el principio de algo verdaderamente también incierto, pero ilusionante y nuestro.
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